Yo hice la mili en el sahara

Yo hice la mili en el Sahara, una experiencia única y desafiante que marcó mi vida para siempre. La mili, o servicio militar obligatorio, era una práctica común en España durante varias décadas, en la cual todos los hombres mayores de 18 años debían cumplir un período de servicio en el ejército.

Para muchos, era una oportunidad para aprender disciplina y valores, mientras que para otros era una carga y un sacrificio obligatorio.

Sin embargo, mi experiencia fue diferente.

Como muchos jóvenes de mi generación, fui destinado a cumplir mi servicio militar en el Sahara, un territorio desértico y remoto situado en el norte de África. Este lugar, conocido por sus altas temperaturas y su difícil acceso, se convirtió en mi hogar durante un año entero.

El Sahara era un lugar desconocido para mí, pero pronto descubrí que era un lugar lleno de contrastes.

Por un lado, estaba la belleza del desierto, con sus inmensas dunas de arena y sus cielos estrellados. Por otro lado, estaba la dureza del clima y la falta de recursos, que nos obligaba a adaptarnos y ser ingeniosos para sobrevivir. El primer mes fue el más duro.

No estábamos acostumbrados a vivir en un lugar tan inhóspito y el entrenamiento militar era riguroso. Sin embargo, poco a poco nos fuimos acostumbrando y aprendiendo a convivir en un ambiente tan extremo. La camaraderie y el compañerismo se convirtieron en pilares fundamentales para sobrellevar la dureza de la mili en el Sahara. Pero no todo era entrenamiento y supervivencia.

También tuvimos la oportunidad de conocer la cultura y las costumbres de los habitantes del Sahara, los saharauis.

A pesar de las diferencias culturales, nos acogieron con calidez y nos enseñaron mucho sobre su modo de vida en el desierto. A través de su hospitalidad, descubrimos una nueva forma de vida, más sencilla y en contacto con la naturaleza. Además, tuvimos la oportunidad de realizar tareas humanitarias en los campamentos de refugiados saharauis, donde pudimos ver de cerca la difícil situación en la que vivían y la lucha por su independencia.

Fue una experiencia que nos abrió los ojos y nos hizo valorar lo que teníamos en nuestras vidas.

La mili en el Sahara también nos enseñó valores como la disciplina, la responsabilidad y el trabajo en equipo.

Aprendimos a seguir órdenes y a trabajar en situ.